viernes, 24 de octubre de 2014

Génesis (microrrelato)



      La muchacha creyó ver algo. Hizo un esfuerzo y se concentró un poco más con la esperanza de descubrir qué podía ser. No, no era algo. Era alguien. Y no uno, sino varios. Viajaban juntos. «¿Un grupo? Quizá si…». Dudaba qué hacer. Quería hablar con ellos, averiguar quiénes eran y cómo podían ayudarla, pero también temía que le ocasionaran problemas.


     Necesitaba respuestas, soluciones, no nuevas incertidumbres.  Decidió arriesgarse y expandió su consciencia un poco más. «Sólo un poco», pensó. Tenía que saber… «¡Espera!». Ya los percibía mejor… En efecto, se trataba de cuatro humanos. Sus monturas pastaban ahora a su antojo. Reconoció el experimentado porte de un guerrero. Algo en sus ojos dejaba ver el casi insoportable peso de una tarea inacabada, de cuya naturaleza la joven querría que le hiciera partícipe. No lejos de él, a prudencial distancia, dos mujeres descansaban junto a una pequeña fogata. La de pelo corto y moreno hablaba con voz baja en una lengua ininteligible, evocadora de exóticas tierras, mientras la otra, de cabellos dorados y ojos esmeralda, escuchaba sonriente. Su mirada denotaba una capacidad de comprensión que sobrepasaba cualquier lenguaje conocido. Un poco más allá, justo en el umbral entre el círculo de luz y las tinieblas, captó a la cuarta figura envuelta en una amplia túnica cuya capucha le ocultaba el rostro.

      La joven, satisfecha, cortó el enlace mental para regresar a su propia realidad. Sin perder un instante, posó las manos sobre el teclado y comenzó a escribir.